Tu éxito no es conseguir nada, sino descubrir quién eres

¿Qué entiendes por éxito? Creo que la mejor forma de iniciar la reflexión es haciendo esta pregunta.  Tengo la certeza de que no todos coincidimos en la misma respuesta.  Para algunos, es lograr objetivos, conseguir metas o acumular riqueza; para otros es el reconocimiento, la fama; para ciertas personas quizás sea el vivir en paz o para otros el conseguir la felicidad, cualquiera que sea esta.  Como ven, no es tan trivial la respuesta.  Yo te compartiré mi visión y espero te sirva meditarla.

Temprano en la vida, el sistema nos va mostrando su definición de éxito.  Las calificaciones y reconocimientos en el colegio; las competencias deportivas; los festivales artísticos, etc.  De alguna manera esos acontecimientos estan diseñados para premiar a los mejores y, por tanto, ir definiendo éxito.  Conforme crecemos, vienen otro tipo de actividades relacionadas con nuestra profesión, y allí el triunfo se refuerza con títulos, remuneración, reconocimientos, cargos, etc.  De cierta forma, la definición de la vida práctica termina rigiendo el término, diferenciando entre quienes van teniendo éxito y quienes, al parecer, no.

Esto nos lleva a especular que el éxito tiene un fuerte componente social, ya que la cultura, la sociedad y el contexto en el que estamos inmersos definen lo que es exitoso y lo que no, según ciertos parámetros.  Por lo tanto, existe una definición de éxito derivada de nuestro entorno, y esta se va decantando particularmente hacia el tener o acumular ya sea, riqueza, o reconocimiento.  Nuestra sociedad, fuertemente regida durante tantos años por el modelo capitalista, ha privilegiado el “tener” como medida de éxito; sin embargo, con la llegada de las redes sociales, esto ha migrado al “parecer”, como lo podemos constatar en esta época de la búsqueda de likes y las vidas fantásticas por Instagram.

Sin embargo, imagino te has preguntado ¿por qué hay personas -o ¡uno mismo!- que a pesar de haber conseguido acumular riqueza y reconocimiento, no parecen ser felices?  ¿Por qué tal o cual artista se quitó la vida? O aquel famoso deportista ¿Por qué aparece dando tumbos por la vida? O el exitoso CEO ¿por qué tiene su vida personal volteada?  Porque el éxito visto de esa forma es una definición soportada únicamente en el afuera, es decir totalmente regida por la percepción de los demás; de lo que otros dicen o perciben de uno.  Una definición muy pobre y desafortunada pues no se rige por ti, sino por los demás. 

El éxito medido así, es una trampa, ya que es absolutamente vacío, ajeno al ser y carente de propósito.  El éxito medido desde afuera, es ocioso.  La paz y tranquilidad interior, no.  Recuerdo una escena de la película Bardo de González Iñarritu, donde el protagonista -un director de cine- iba a ser galardonado en una ceremonia repleta de gente; en un momento entra al baño y se encuentra con su padre -que ya había muerto-era una especie de alucinación, y el padre le dice: “hijo, te felicito, estoy muy orgulloso de ti, de tu éxito”, lo abraza y agrega: “disfrútalo, saboréalo, pero solo has gárgaras con él, no lo tragues, porque si lo haces, te hará daño…”  ¡Al Chile que wao! tremendo mensaje.

A mi juicio, el éxito real, viene de adentro, de una percepción interna que no puede medirse como una meta, sino como una emoción.  Y, aunque culturalmente pareciera que hay una respuesta común al éxito (el tener o el parecer disfrutar), estrictamente hablando, solo la persona en su interior puede saberlo. Por lo tanto, si estamos de acuerdo en eso, debemos entonces entender que el éxito, más allá de conseguir metas o reconocimiento, es una sensación.  Es algo que se siente adentro, no algo que se valida afuera.

Por lo tanto, ser exitoso va más allá de lo visible y efímero.  Conseguir un objetivo planteado, a uno lo hace sentir bien pues es un triunfo.  Que lo reconozcan, aún más; uno se concibe refrendado por los demás.  Vale, está bien.  Pero el éxito no se trata de si conseguimos esto o aquello.  ¡Es acerca de cómo nos sentimos! con independencia de sumar logros o reconocimientos, ya que estos por diversas circunstancias pueden conseguirse o no.  El éxito es una emoción que refleja claridad sobre quién somos y deseamos ser; sobre cómo nos sentimos respecto de ello; es la coherencia del hacer y el sentir.

El éxito coexiste con una especie de contradicción: por un lado, la cultura que crea y fomenta ciertos valores, normas o creencias; y, por otro lado, nuestro ser, atento y filosófico, que nos pone en guardia y en actitud de sospecha respecto de esos mismos valores.  Es por ello que, según qué criterios de éxito se escojan, será más exitoso uno u otro, pero, en definitiva, si cuando hablamos de éxito aludimos a la sensación que aflora al interior de nuestra persona, entonces hay que decir que el éxito es un estado de bienestar subjetivo donde cada persona es la juez de su propio bienestar.

“El éxito es gustarte a ti mismo, gustarte lo que haces y gustarte cómo lo haces”  Maya Angelou